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3.12.06

SISTEMAS ELECTORALES

Sistemas electorales y elecciones

Así como no hay una forma de gobierno única y óptima, tampoco los sistemas electorales son uniformes; en parte, son un producto de la historia y responden al trasfondo cultural de la respectiva sociedad o bien fueron introducidos coactivamente tras la época colonial para ciertos fines. Para el análisis es irrelevante que se haya
deseado la democracia, o al menos una democracia ficticia, la estabilidad o el respeto a las opiniones de la minoría; lo decisivo es que algunos sistemas electorales armonizan bien con la mentalidad del pueblo y que otros son considerados extraños y rechazados.

Efectos de los sistemas electorales sobre la estrategia

Estructura y tipos fundamentales de sistemas electorales

Los sistemas electorales determinan el modo en que los electores expresan mediante el voto su preferencia por un partido y/o un candidato y la convierten en un mandato.

Las regulaciones técnicas de un sistema electoral abarcan todo el proceso electoral: desde la candidatura regulada por una ley electoral hasta el escrutinio.

Los sistemas electorales son en alto grado políticos e influyen particularmente en

• la composición del órgano a ser elegido,
• la estructura del sistema de partidos,
• la formación de la opinión y de la voluntad de los electores,
• la predisposición y la capacidad de participar de los electores y
• la cultura política.

Los diferentes procedimientos electorales - se han contado más de 300 - pueden resumirse en dos tipos básicos: el mayoritario y el proporcional. En el sistema de representación puramente proporcional, los mandatos obtenidos por un partido dependen del porcentaje de votos que obtenga; en el sistema de representación
puramente mayoritaria, obtiene el mandado el candidato que alcanzó la mayoría (relativa o absoluta) en un distrito electoral, sin que se consideren los votos a favor de los candidatos derrotados.

En los sistemas electorales se diferencian, en lo esencial, cuatro áreas:

• División en distritos electorales
• Candidatura
• Sufragio
• Procedimiento para la distribución de escaños

La combinación de normativas distintas en estas áreas origina un gran número de sistemas electorales con efectos muy diferentes, lo cual influye en gran medida en la planificación estratégica.

División en distritos electorales

Por regla general, el territorio electoral se divide en distritos electorales que se distinguen por su tamaño (número de diputados a ser elegidos): uninominales, pequeños, medianos y grandes. Es raro que todo un territorio electoral constituya un distrito electoral, pero también eso ocurre, especialmente en las elecciones regionales o locales; en casos aislados, también en las elecciones nacionales.

El diseño de los distritos electorales es una medida que influye decisivamente en el resultado electoral; aquí hay un amplio margen para la manipulación, hasta el punto de que existe un concepto técnico para el modo arbitrario de diseñar los distritos electorales.

Candidatura

Existen diversas formas de candidaturas electorales: hay que distinguir primero entre candidaturas individuales y listas de candidatos y luego entre diversos tipos de listas:

Lista cerrada y bloqueada: el elector no puede modificar la lista, lo cual le da un gran poder al partido o al grupo que la presenta, pues él fija el orden de los candidatos.

Lista cerrada y no bloqueada: el elector puede cambiar el orden de los candidatos o emitir votos preferenciales, lo cual le da una influencia limitada en la selección de los candidatos; disminuye la influencia de los partidos y de los grupos.

Lista abierta: el elector puede emitir varios votos a favor de un candidato (acumular) y elegir a candidatos de diversas listas (panachage); aquí el elector tiene la mayor posibilidad de influir, posibilidad que aún puede depender del número de votos a ser emitidos.

Además, hay diversas formas de listas vinculadas; entre ellas, las vinculadas dentro de un distrito electoral y las vinculadas independientemente de él; por lo general, se trata de aprovechar los votos remanentes, ya innecesarios para lograr un mandato.

Sufragio

Aquí se establece cuántos votos tiene el elector (sufragio único, sufragio múltiple). En el caso del sufragio múltiple, el número de votos puede corresponder o ser menor al número de los diputados a elegir en un distrito electoral (sufragio restringido). En conexión con las regulaciones sobre las candidaturas, el elector puede disponer de un sufragio preferencial o alternativo: puede acumular o combinar (panachage). La
candidatura y el sufragio estructuran la votación del elector: son de una gran importancia estratégica para postular candidatos y para conducir la lucha electoral.

Procedimiento para la distribución de escaños

El procedimiento para distribuir escaños, regulado parcialmente por la configuración de los distritos electorales, de las candidaturas y del sufragio, contiene las variables más importantes para la incidencia del sistema electoral:

• criterio de decisión: mayoría o proporción
• nivel de distribución: distrito electoral, unión de distritos electorales, región, país
• procedimiento por divisores (d’Hondt) o por número de elecciones
(Hagenbach-Bischoff)
• posible uso de los votos excedentes y remanentes
• barreras electorales naturales y artificiales.

El más conocido procedimiento por divisores es el método d’Hondt: los votos válidos emitidos se dividen por 1,2,3,4 ...; los escaños se distribuyen entre los partidos de acuerdo a los mayores resultados, es decir, según el valor de los cocientes resultantes.

Otro procedimiento que atiende los mayores resultados es el de divisores según Saint Lague/Schepers: los votos de los partidos se dividen por 0,5; 1,5; 2,5 ... n-0,5; los escaños se adjudican por orden de los resultados mayores obtenidos.

El procedimiento más común por el número de escaños es el método Hagenbach- Bischoff: el número de escaños es el número de votos válidos emitidos dividido por un número superior en uno al del total de escaños a ser adjudicados en el distrito electoral. El método de Hare reza: número de votos válidos emitidos dividido por el número de escaños a ser adjudicados en el distrito electoral.

Una variante del procedimiento por el número de escaños es el sistema de las proporciones matemáticas, recogido por el matemático Niemeyer: los votos válidos emitidos a favor de los partidos se multiplican por el número de escaños a ser adjudicados y el resultado se divide por el número total de los votos válidos emitidos;
los partidos reciben tantos escaños como cifras enteras aparezcan; el resto de los escaños se adjudica según el valor de las fracciones resultantes.

Tipos de sistemas electorales

Sistemas mayoritarios

En general, en este sistema mayoritario gana un escaño en el distrito electoral quien logre la mayoría de los votos, de modo que no se trata de obtener la mayoría absoluta, sino la relativa.

Elección directa en distritos electorales uninominales

La elección directa en distritos uninominales es una elección de personas que enfrenta en un distrito electoral a candidatos de varios partidos o a candidatos independientes.

Resulta electo quien
• reúna la mayoría relativa de votos o
• reúna la mayoría absoluta de votos.

Las elecciones mayoritarias en distritos uninominales poseen un marcado carácter personal: como representante que goza de plena confianza, el candidato debe defender los intereses del distrito electoral; necesita estar ligado a él, tener numerosos buenos contactos personales y un excelente conocimiento de los problemas distritales.

Caso 1: Basta la mayoría relativa de votos

Indicación estratégica:

En las elecciones mayoritarias en distritos uninominales sin una segunda vuelta electoral, desde el punto de vista estratégico se trata de reunir la mayoría simple de votos y, eventualmente, impedir que los otros candidatos obtengan más votos que el propio. Esto puede lograrse mediante una delimitación positiva, pero también
con la intervención de fuerzas indirectas que deterioren la confianza depositada en otros candidatos o con la adecuada presentación de candidatos independientes ficticios que justamente en el campo del principal candidato adversario intenten restarle votos para debilitarlo y así lograr la mayoría simple. Aquí se procede según el principio “divide y reinarás”.

Caso 2: Se debe alcanzar la mayoría absoluta de votos

Es este caso, para resultar elegido es necesario lograr la mayoría absoluta ya en la primera o en la segunda vuelta electoral. Como esto no se produce automáticamente en la primera vuelta si hay más de dos candidatos, puede ocurrir que se requiera una segunda vuelta electoral, en la que ya sólo se presentarán los dos candidatos con la mayor cantidad de votos. Esta segunda vuelta frecuentemente se realiza una o dos semanas después de las elección principal y sólo en los distritos electorales en los que ningún candidato obtuvo la mayoría absoluta en la primera vuelta.

Indicación estratégica

En esta forma de elección, hay que examinar detenidamente si es posible ganar en la primera vuelta o si hay que prepararse para la segunda. Si existe una alta probabilidad de que se logren los votos requeridos en la primera vuelta, es necesario distanciarse claramente de los demás candidatos.

Si, en cambio, es muy probable que haya una segunda vuelta, la delimitación con respecto a los otros candidatos debe ser cautelosa, pues una confrontación demasiado fuerte en la primera vuelta podría ahuyentar a posibles electores para la segunda vuelta. Aquí es aconsejable reflexionar desde un principio de qué partido o de qué
candidato, que presumiblemente abandonará la carrera en la primera vuelta, se desean obtener luego los votos para no crear tensiones innecesarias con ese grupo.

Elección directa en distritos electorales plurinominales

En la elección directa plurinominal, los distritos electorales son más grandes. Se elige a más de un candidato, lo que significa que cada partido presenta a más de uno; las candidaturas, sin embargo, siguen siendo individuales: no integran una misma lista. Hay distritos electorales en los que se eligen tres, cuatro, cinco o más candidatos, en cuyo caso todos ellos compiten entre sí; ganan los que reúnen la mayor cantidad de votos.

Indicación estratégica:

Aquí existe el peligro del canibalismo, es decir, el peligro de que los candidatos de un mismo partido se quiten los votos unos a otros, reduciendo así las posibilidades de todos. Debe haber acuerdos precisos con respecto a la ubicación de los candidatos en el campo de las candidaturas para lograr en lo posible imponer muchos candidatos del propio partido.

En este caso también existe el peligro del dilema del prisionero: si uno de los candidatos rompe el acuerdo, por lo general también los otros harán lo mismo, lo cual siempre lleva a un mal resultado.

En la teoría electoral, este mecanismo se llama también “balotaje”, palabra derivada del proceso en el cual se votaba con piedras negras (votos negativos) y blancas (votos afirmativos).

Ventajas del sistema mayoritario

Las ventajas del sistema mayoritario se hallan en las siguientes áreas:

1. El candidato es directamente responsable ante sus electores; hay una relación mucho más directa entre los electores y los diputados.
2. El candidato es más independiente de la conducción partidaria; por eso también puede decidir con mayor libertad, pues no depende de que lo asegure una lista partidaria.
3. Para los electores es más fácil conocer y, sobre todo, apreciar la oferta de candidatos en el distrito electoral; ellos también pueden analizar con mucha mayor facilidad los temas relacionados con el distrito.
4. También suele valorarse como una ventaja el hecho de que el parlamento no se atomice ni que pequeños partidos puedan convertirse en un peso decisivo de modo que una minoría decida cuál de los grandes partidos puede formar gobierno o qué política debe realizarse.

Desventajas del sistema mayoritario

Las desventajas del sistema mayoritario se hallan en las siguientes áreas:

1. Con frecuencia la elección se decide en forma apolítica, pues el candidato descuida la política al convencer mediante redes de relaciones personales y parentescos o bien mediante su presentación carismática.
2. Existe el peligro de que los candidatos electos a través del sistema mayoritario no sostengan decisiones políticas de interés nacional o suprarregional, sino que se limiten a una política de campanario11.
3. Lo apuntado con respecto a las ventajas de la independencia de los diputados frente a la conducción partidaria, también puede verse en forma negativa, pues puede que ya no surjan mayorías sólidas y estables: los diputados demandan del Ejecutivo una contraprestación por cada apoyo que se les exige. Eso lo sabe el presidente norteamericano de sobra cuando se encuentra a la caza de mayorías para su presupuesto.
4. También se ve como una desventaja del sistema mayoritario el hecho de que no siempre se refleja en el parlamento la representación de la opinión o de la voluntad popular. En un sistema bipartidista podría ocurrir que con el 50,1% de los votos el Partido A tenga un solo diputado, mientras que el Partido B tenga al resto de los diputados con el 49,9% de los votos. Esto se daría siempre que el Partido B ganara en todos los distritos electorales, menos en uno, por un voto de diferencia y que el Partido A ganara en uno por, supongamos, 90 % contra 10%.
5. Otra desventaja del sistema mayoritario puede ser que pequeñas agrupaciones y pequeños partidos que, en promedio, bien pueden representar al 10% y más de la población, ya no estén representados en el parlamento o que lo estén sólo excepcionalmente.


Representación proporcional por listas nacionales o regionales

El sistema de representación proporcional se orienta con fuerza hacia partidos y grupos políticos, pues la representación parlamentaria depende del porcentaje de votos que un partido o un grupo obtenga en la elección. Hay un gran número de sistemas de representación proporcional, entre los cuales figura, por ejemplo, el de listas cerradas y bloqueadas: el orden de los candidatos lo determina exclusivamente el partido, de modo que en un distrito plurinominal los electores sólo pueden elegir el partido, sin introducir cambios en las listas propuestas. Los candidatos se vuelven muy dependientes del partido y de su conducción o, en caso de elecciones primarias, de las conducciones de las respectivas fracciones del partido.

En un sistema con listas abiertas, el elector puede votar por el partido o por un candidato, con lo cual resulta posible cambiar el orden de la lista.

Ventajas del sistema proporcional

1. La fortaleza de este sistema radica en que logra la proporcionalidad absoluta: si un partido recibe el 27% de los votos, ocupará el 27% de los escaños, de modo que cada voto tiene el mismo peso.
2. El sistema es también muy simple para los electores, pues sólo tienen que elegir entre un pequeño grupo de partidos.

Desventajas del sistema proporcional

1. Los electores no tienen ninguna influencia o sólo una muy escasa en la selección de los candidatos, es decir, no influyen en quién los representará, sino sólo en qué partido estará en el parlamento y podrá formar gobierno,
2. Las listas partidarias no aseguran la representación de grupos de la sociedad tradicionalmente subrepresentados. La mayoría de veces se produce incluso lo contrario, cuando los partidos intentan elaborar listas homogéneas desde el punto de vista socio-demográfico.
3. Los partidos pueden coartar en sus filas opiniones independientes y minoritarias. Los distritos electorales demasiado grandes no favorecen la responsabilidad ante los electores. No hay un vínculo directo entre éstos y
los diputados.

Indicación estratégica:

Para poder ingresar en el parlamento, lo primero que interesa es la ubicación en la lista, de modo que el orden resulta importante; como éste lo decide sólo el partido o su conducción, estratégicamente es importante tener el respaldo de la conducción partidaria. No es necesario buscar un contacto directo con los electores, con lo cual
desaparecen tareas como trabajar en el distrito electoral y contactar a los electores; se acentúa, en cambio, la importancia de la disciplina, del trabajo intenso en la bancada y de la reducción de conflictos con la conducción partidaria.

Voto acumulativo

En el marco del sistema proporcional con listas, la posibilidad de acumular varios votos en un candidato constituye una forma especial. Esto presupone que el sistema electoral contemple que el elector tenga más de un voto; en algunos casos, tiene tantos votos como candidatos a elegir, mientras que en otros puede tener un número limitado de votos, inferior a la cantidad de candidatos a ser elegidos. Al acumular existe la
posibilidad de dar más de un voto a un candidato de la lista; generalmente, el número está limitado a tres votos por candidato. También con este método se puede cambiar el orden de las listas elaboradas por los partidos: se suman los votos de las diversas listas partidarias y se distribuyen los escaños según un procedimiento establecido de escrutinio y distribución; ingresan en el parlamento respectivo los candidatos más votados de la lista.

Panachage

El panachage le da al elector la posibilidad de distribuir sus votos (por lo general, tantos como el número de candidatos a ser elegidos) a través de las listas de diversos partidos y no sólo acumularlos en un candidato. Así, puede escoger muy selectivamente a su candidato favorito en todas las listas partidarias y con ello, desde luego, alterar también el orden de los candidatos en cada una de ellas. Luego se cuentan los votos emitidos a favor de las diversas listas, se distribuyen los mandatos entre los partidos y se constata quiénes son los candidatos más votados en las listas.

Formas mixtas

En las formas mixtas hay una combinación de elecciones mayoritarias en distritos con elección directa y elecciones de listas partidarias de acuerdo a los sistemas de representación proporcional. En el sistema aplicado en Alemania, con un primer voto para el candidato en el distrito electoral y un segundo voto para la lista partidaria, se mantiene y predomina el sistema de representación proporcional, pues el segundo voto determina la composición del parlamento. El procedimiento funciona de tal manera que primero se indaga, considerando el segundo voto, cuántos escaños obtendrán los partidos en el parlamento (sistema proporcional de acuerdo a Hare-Niemeyer); luego se constata quién ganó en qué distrito electoral102. Esos escaños se le asignan primero
a los partidos; los que faltan son llenados por las listas partidarias (listas de reserva). En el caso, que a veces se presenta, de que un partido haya ganado más distritos electorales de elección directa de los que le corresponden según la distribución proporcional, esos escaños directos también se distribuyen, aumentando en igual medida
el número de escaños del parlamento (mandatos excedentes). Esta forma de distribuir los escaños puede distorsionar el resultado de las elecciones porque mediante los mandatos excedentes un partido recibe más escaños de los que le corresponden.